miércoles, junio 18, 2008

Año 2166

Plinio Stecco entró a su sector de trabajo; se sorprendió de la uniformidad de las paredes, pero le restó importancia al asunto. Lo desvelaba el nuevo paciente que acababa de irse y que presentaba un cuadro inusual para los de su conformación.
La telepatía afloraba por doquier de un modo disarmónico pero constante, desde que el doctor Sandol descubriera las relaciones de la física cuántica con la mente humana y observara ciertas propiedades de aquella en la interacción de unas neuronas específicas, que tenían entre uno de sus efectos a la telepatía. La mente de uno prometía unirse con la de todos en una especie de mente universal.
Plinio pensaba a la par de sus paredes, las cuales, de a momentos, se dejaban traslucir mostrando los caprichos azules del mar. El secreto debía residir en algún oscuro recoveco como los que describían los peces, y que él no alcanzaba aun a develar.El sujeto en cuestión, Lardan, presentaba la problemática típica de aquellos copiados genéticamente.